Thursday, November 16, 2006

Jesús es un corredor



El pasado domingo 12 de octubre, se llevó a cabo la segunda edición de la carrera
Nike 10K en 9 países de latinoamérica.

El gran día esperado por muchos, finalmente llegó. Una multitud de expertos y novatos vestían la camiseta amarilla otorgada por Nike para la competencia. Entre los nervios, las expectativas y el espíritu competitivo se inició la cuenta regresiva que indicó la salida: 5, 4, 3, 2, 1... partida!!!.

Luego de una tendinitis en mi pierna derecha, no pude seguir entrenando las últimas tres semanas antes de la competencia. Eso, por supuesto, que me desmotivó y casi hace que desista de la idea de participar de la gran masa amarilla (7.600 corredores).

El día anterior a la carrera, ya con muy poco ánimo de competir (porque me gusta romper mis propios récords), una amiga me dijo que no importaba el tiempo, que el objetivo era cruzar la meta y disfrutar de los 10k, que tuviera presente que Jesús iba allí corriendo a mi lado. Eso me motivó a llegar hasta el final.

Me emocionó el hecho de ver a mis amigos compitiendo por primera vez y de otros levantándose un domingo a las 6 de la mañana sólo para darte apoyo en este día especial. Mi ánimo era otro al inicio de la carrera, sin embargo, dejado los primeros 5 kilómetros atrás, volvió el dolor a mi pierna y pensé: "No voy a poder terminar, tendré que parar y quizás esperar a la ambulancia", me sentí frustrada.

Ese instante fue para mi el más duro de toda la carrera, no fue el cansancio, ni la falta de entrenamiento lo que me derrotó, sino el saberme dependiente de mis propias fuerzas y extremidades inferiores para cumplir mi meta... En ese momento recordé la cara de Patricia diciéndome: "Jesús va corriendo a tu lado" y me dije "Señor ayúdame a terminar la carrera sin ningún contratiempo, sana mi pierna".

No les voy a decir que la tendinitis desapareció, pero no me molestó más hasta cruzar la meta a los 59 minutos (en mi reloj de pulsera). Definitivamente Jesús corrió conmigo todo este tiempo y me cuidó de cualquier lesión mayor.

Gracias Señor por esta experiencia, por cuidarnos a cada uno de los que corrimos y por darle el amor a los que nos fueron a dar apoyo.